Tiremos del tiempo
para que la promesa
estalle en realidad
para que la Palabra
se convierta en carne y
la historia en vida palpitante
para que nadie quede fuera
del ámbito de la justicia
la paz deje de ser un deseo y
todos podamos participar
del único amor posible.

El que viene y llega
cargado de gracia
para disipar tinieblas
deshacer odios
reducir a nada la soberbia
restablecer en todo corazón
la vida dislocada por el Malo. 

Tiremos del tiempo
no esperemos pasivos
a que llegue. 

Salgamos al encuentro
provocando a la nubes
para que derramen al Justo,
gritando a la tierra
que por favor
germine al Salvador
y a todos los hombres
que levanten sus voces y
griten unánimes:

¡Ven, “Señor-nuestra justicia”!.