Del evangelio de san Juan 6,54

 “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”

 

RESPUESTA A LA PALABRA

 Comer en la misma mesa y beber de la misma copa
es señal de sólida amistad,
forma preciada de compartir vida y proyecto,
pero la sorpresa salta cuando Jesús
pasa de compartir el pan y repartir la copa
a darse Él, hecho pan,
para que su vida, su misma vida, corra
por la de sus amigos y así sean verdaderamente uno.

No deja de ser una locura creer,
y lo hacemos,
porque Jesús con su entrega
colma todo deseo de encuentro,
haciendo realidad no sólo estar con el otro,
sino en el otro, y así compartir la vida en su raíz.