Del evangelio de san Juan 11,45

“Muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús (la resurrección de su hermano Lázaro), creyeron en él”.

 

RESPUESTA A LA PALABRA

Juan es muy generoso cuando escribe:
“Muchos judíos creyeron en él”.
La realidad es que muchos, casi todos, le rechazaron
y los pocos que le siguieron, llegada “su hora”, lo abandonaron.

En ocasiones, se dan signos tan fuertes
que casi obligan a aceptarlos sin más,
pero cuando el corazón no se abre a la confianza
de la persona de Jesús,
se convierten en fuegos de artificio y se olvidan
después de que la última luz se apague.

La palabras de Jesús cautivaron a muchos,
los milagros que hizo arrancaron la admiración de algunos,
sin embargo, en la Cruz muy pocos le acompañaron.

La fe es una confianza de persona a persona,
que está más allá del decir y hacer de las mismas.

 

Del profeta Jeremías

¡Escucha, Judá, la palabra del Señor, los que entráis por esas puertas para adorar al Señor!
Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: “Enmendad vuestra y vuestras acciones, y habitaré con vosotros en este lugar. No os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo: “Es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor”.
Si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones, si juzgáis rectamente entre un hombre y su prójimo, si no explotáis al  forastero, al huérfano y a la viuda, si no derramáis sangre inocente en este lugar, si no seguís a dioses extranjeros, para vuestro mal, entonces habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre.