Del evangelio de san Juan 10,36-38

Jesús les dijo: “Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras”.

 

RESPUESTA A LA PALABRA

“Obras son amores y no buenas razones”.

Jesús tiene todas las razones habidas y por haber,
porque en Él no hay distancia
entre la cabeza y el corazón.
Lo que dice y hace procede de la misma raíz:
Él es la Verdad.

No así nosotros a quien el pecado nos ha dividido,
lo que explica nuestras contradicciones .

Cuando Jesús apela a las obras
como criterio de discernimiento,
es porque sabe que la objetividad es lo único
que puede salvar al hombre
de sus propios prejuicios
e interpretaciones parciales.

 

Del profeta Oseas

Vamos a volver al Señor: él, que nos despedazó, nos sanará; él, que nos hirió, nos vendará.
En dos días nos sanará; al tercero nos resucitará; y viviremos delante de él.
Esforcémonos por conocer al Señor: su amanecer es como la aurora, y su sentencia surge como la luz. Bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia tardía que empapa la tierra. ¿Qué haré de ti, Efraín? ¿Qué haré de ti, Judá? Vuestra piedad es como nube mañanera, como rocío de madrugada que se evapora.
Por eso os herí por medio de los profetas, os condené con la palabra de mi boca. Quiero misericordia, y no sacrificios; conocimiento de Dios, más que holocaustos”.