Del evangelio de san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús: -«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. SI, Padre, as! te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

 

RESPUESTA A LA PALABRA

Hoy celebra la Iglesia a una de sus más eximias mujeres.
Teresa de Jesús, mujer creyente,
buscadora infatigable de la verdad que Dios encierra para el hombre.

Su vida se vio polarizada por su Señor.
Para ella, nada puede ser definitivo, “sólo Dios basta”.
Sólo y únicamente Dios encarnado.
Dios humanado, Esposo único.
Teresa de Jesús, sedienta de verdad,
sólo se ve saciada por la Palabra de Dios.
Cristo es la verdad de la Sagrada Escritura.
Para ella entrar en la escritura será encontrase con Cristo.

Teresa de Jesús llegó a la cima de la contemplación
de la mano de su Señor al que fue conociendo
desde su infancia en la lectura Sagrada,
sobre todo en los evangelios.
Ella misma confesará:

“¡Oh, que de veces me acuerdo del agua viva que dijo el Señor a la samaritana! Y ansí soy muy aficionada a aquel evangelio; desde muy niña lo era”.

La gran maestra espiritual aprendió la vida
en el contacto con la Palabra de Dios.
Primeramente escrita,
después cuando se le niegue leer en lengua romance
porque se prohíba en 1559 ,
será enseñada directamente por la Palabra Encarnada,
Jesús el Cristo.
Para Teresa el Evangelio será más que un lugar
donde encontrar a Cristo.
Su presencia emerge desde él como algo existencial.

Siempre vivió deseosa de beber de la “Fuente que mana y corre”.
Ella como “cierva parda herida”, así se autodenomina,
respiraba los sentimientos del autor del salmo 42: 

“Como desea la cierva las fuentes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.” 

A sus monjas escribirá:

“Porque si pierden la guía, que es el buen Jesús, no acertarán el camino. El mismo nos dice que es camino y que no puede nadie ir al padre sino por Él”

Su experiencia bíblica aparece a lo largo de sus escritos,
de modo que nos encontramos que el capítulo primero
de la “Meditaciones sobre los Cantares” lo llamará:

“Sobre la veneración con que se deben leer las sagradas Escrituras”.

Tan importante son para Teresa que las tendrá como referencia
en el discernimiento de espíritu.
Cuando alguien se vea movido internamente y
piense que es el Señor quien lo hace,
vea si es conforme con la Palabra de Dios,
si así no fuere hacerle caso como si del mismo demonio se tratase.

Para ella la Escritura es norma de fe.
De ahí que una cosa es verdad para ella

“si es conforme a la Sagrada escritura”

Tan convencida está de ello que

“por cualquier verdad de la escritura se podría morir mil muertes”.