Camino, buscando la verdad.
Reflejo permanente de quien
como si de un relámpago se tratara
iluminara toda mi existencia.

El buscador de la verdad
descubre en su propia vida
el reflejo de la luz interior
que le sostiene en su andadura

Cabalga sobre los acontecimientos
sin dejarse engañar por apariencias.

Cabalga sin prisas,
sin volar,
sin despegarse del suelo
de la realidad cotidiana
en la que vive,
desde que abriera los ojos y
contemplara su existir
como un todo sin fisuras
como un todo regalado,

Cabalga siempre abierto a un más allá
que necesita del acá concreto,
del ahora ininterrumpido
para llegar a ese punto deseado
que le espera y que le dirá quien es.

Sin ataduras que le retengan,
sin horizontes indefinidos
que lo confundan,
sin  otro deseo que estar allí
donde puede ser encontrado por ella.

Ahora voy con paso moderado,
al ritmo paciente
del que hace su andadura
en el desierto.
Dejándome guiar
por quienes ya hicieron el camino y
alcanzaron la quietud del horizonte conseguido

Cuando suba a la montaña alta
podré escudriñar los secretos
que me están vedados y
me podré abandonar a los sueños
de mi imperecedera infancia
escuchando el tintineo
de campanillas de plata
para que no me aleje de vosotros
cayendo en la nada de quien no conoce el amor.