Del profeta Isaías 26,1-6

Aquel día, se cantará este canto en el país de Judá: “Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes: Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti. Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua: doblegó a los habitantes de la altura y a la ciudad elevada; la humilló, la humilló hasta el suelo, la arrojó al polvo, y la pisan los pies, los pies del humilde, las pisadas de los pobres.”

 

RESPUESTA A LA PALABRA

“Siempre Dios y nosotros”.
Dios, sin dejar de ser el Único,
en la historia es “Dios-con-nosotros”.

Falta hace que reconozcamos
que los hombres seremos nada
si nos consideramos “nosotros-sin-Dios”.

¿De dónde esa insatisfacción
que lleva al sin sentido de la vida,
que aboca al hombre al nihilismo?.

¿Cuándo aprenderemos
que el ser y el hacer en la historia
es compartido,
y que esa fuente originante es el Señor?

No es Dios quien hace y deshace,
en el día a día del hombre,
después de que lo llamara a ella y
lo hiciera partícipe de la suya.
Quiere y espera que éste abra su libertad
a la suya y caminen juntos.

Cuando el hombre rechaza a Dios
termina rechazando también al hombre
que piensa de manera diferente
haciendo y deshaciendo según su parecer,
negándole su libertad. 

Isaías nos acerca su palabra de esperanza
a la vez que la clave para salir del laberinto
de contradicciones y muerte en el que habitamos.

Convencido, nos dice:
Abrid las puertas a la justicia y a la lealtad.
Confiad en el Señor,
porque el Señor es el principio y fundamento
de la Verdad, del Bien y de la Belleza
desde donde construir la humanidad esperada.

Mirad la historia pasada y veréis como el Señor,
en los momentos críticos,
salió al paso de quienes buscaban nuevos horizontes.

“Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua: doblegó a los habitantes de la altura y a la ciudad elevada; la humilló, la humilló hasta el suelo, la arrojó al polvo, y la pisan los pies, los pies del humilde, las pisadas de los pobres.”