Un rayo de luz,
empapa el papel blanco,
en espera de que dibuje,
sobre él, una rosa.
El aire racheado del sur,
atraviesa la copa del nogal,
sus hojas se estremecen.
Se tiñe de verde, la tarde.
Cargado de sensaciones,
el día camina a su fin.
¿Cuántas de ellas recordaré mañana?
El tiempo, devora
todo lo que se pone en su camino.
Un segundo, puede resultar
el culmen de una esperanza,
hacerse intemporal,
en el alma,
de quien busca transcender,
el momento regalado.
Una brizna de hierba,
crecido entre las piedras
de una muralla,
aligera su pesadez.
La mirada complaciente
de un desconocido
echa a volar el alma
de quien se siente agraciado.
Música de ángeles,
repique de campanas,
vuelo de alondras
se citan en ese instante.
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