Contemplando el parpadeo de las estrellas,
siento como todo se mueve,
que la tierra es arrastrada por el sendero
de la Vía Láctea, mientras gira.
Dicen que es mejor la travesía que la llegada,
avanzar a lo largo del camino,
que alcanzar lo rastreado.
Algunas veces el alma, sólo desea
un lugar de reposo,
a salvo de las dificultades que padecemos.
Las luces de la noche nos llegan
con fría luminosidad,
las hojas de los árboles
parecen petrificadas,
el agua de los charcos
permanece helada,
los coches circulan despacio,
sus conductores desean llegar
pronto a su casa.
Al margen de todo ello,
la belleza de la vida está presente
en mis adentros
y crece en gratitud y alabanza.
Me estremece saberme amado.
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