Como en una especie de ensalmo
me hundo en la realidad y
la percibo la síntesis de contrarios
que la pueblan.
Cielo y tierra, quietud y movimiento,
oscuridad y claridad…
Experimento la armonía en todo lo que me rodea.
Mi espíritu va de un lado a otro.
Del color negro al blanco, del azul al rojo,
con la sensación de que en la luz
se me desvela el alma de la vida y
la refleja, como en un espejo.
Como una sensación de que algo
acontece en mis adentros,
semejante a una llamada,
me invita a pasar del simple ver
al interior de las cosas,
a penetra hasta el alma de las cosas
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