Frente a nuestras prisas por conseguir
cualquier cosa, en el ámbito que sea,
aún a costa de nuestra integridad
o la de los demás,
Dios tiene una paciencia sin límites.
Su amor le lleva a esperar siempre.
En realidad buscamos, con ello,
afirmarnos ante el miedo a no ser nada
y dejar un rastro de nosotros.
Que nos reconozcan es algo
que llevamos con nosotros.
Pasar, como se dice, sin pena ni gloria
es de suma tristeza para el hombre.
Que hablen de uno,
aunque sea para mal,
lo consideramos como algo necesario
Para compartir esta historia, elija cualquier plataforma
Deje su comentario
Usted debe estar identificado para comentar