Los ojos del corazón,
que no duerme
preguntan a la luz de amanecer
que le visita:
¿qué me espera hoy de hermoso?

El silencio, acompasado
del amor que vive en él ,
responde:
Deja de medir el tiempo,
con la medida del interés.

La vida galopa a lomos del amor,
soplo vivificante que ahorma el alma,
de quien lo recibe.

No esperes algo
para algún tiempo preciso.

Zambúllete en lo imperecedero.

Sobrevuela el deseo de poseer,
y se te dará un tiempo sin medida,
en el que el abrazo de un amigo,
será la verdad remecida que deseas.

No huyas a tus cuarteles de invierno,
cuando percibas el amor interesado,
y te encuentres solo.
El amor, cribado
por el desamor, será tu vida.

Dice un proverbio:
“El amor que puede morir no es amor”
Y muchos, sabemos que:

“Fuera del amor del otro en quien confías
no hay vida”.