Alcanzar la vida interior,
supone darse cuenta
de que todo el universo
es como una hermosa sinfonía
en la que cada realidad es una nota.

La felicidad de la persona
radica en estar en armonía
con todo lo que le rodea.

No es cuestión de teorías
o de tener una determinada creencia.

En realidad, el bien y la verdad,
vividos en las cosas,
son integrantes de la armonía misma.

La música y la palabra
expresan la armonía existente
en el corazón de la persona,
como parte de este mundo
en el que vive.

el hombre feliz manifiesta
la armonía en su vivir diario;
en sus tendencias naturales,
en todo su hacer,
manifiesta su interioridad
con tonos acordes armoniosos
o inarmónicos.

Su salud o enfermedad,
su alegría o malestar,
todo muestra la armonía
o confusión que se mueve
en sus adentros.