Tengo la sensación
de que todo en mi vida,
de alguna manera,
permanece indefinido;
por mi parte lo acepto,
y a la vez me preocupa,
por lo que supone tener que elegir,
continuamente,
entre las diferentes posibilidades,
que se me ofrecen.

Trato de asumir la realidad,
tal como me llega, con paz,
pensando que todo entra
en el designio de Dios.

No me abandona una profunda armonía,
aunque tenga que elegir entre opuestos
o situaciones imprevistas no deseadas.

ni caminar ha sido una vida

de confrontaciones y descubrimientos,

pero no de repeticiones.

 

En la actualidad los deseos crecen,

como la árbol bien enraizado,

que cuando es podado, crece con fuerza.

 

Bien es verdad que la tierra,

en la que estoy plantado,

me aporta muy buenos nutrientes,

especialmente el del amor

que se me da a manos llenas