Para mí, escribir es ahondar
en las raíces y ancestros,
que configuraran mi vida,
a los que me asomo,
desde el retiro callado
en el que estoy.
Inmerso en la naturaleza,
que me rodea
doy gracias al Señor de los señores,
porque no me dejara caer
en la tentación,
de pretender ser algo o alguien,
más allá de lo que soy
y los demás conocen.
Mucho de mi camino
lo he hecho de la mano
de san Francisco de Asís y
de san Juan de la Cruz;
de éste último hago mías sus palabras:
“Que bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche…”
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