Asumir la dualidad, lo diverso,
es de sabios.
En realidad,
nos parecemos a la luna,
de la que sólo es visible una cara.

A la armonía, a la unidad,
llegamos cuando aceptamos
la verdad binaria de la vida,
la coexistencia de elementos opuestos,
fuente de cambio y desarrollo.

La unidad de contrarios
no supone fusión,
sino interdependencia entre ellos

En la vida,
Una de las mayores prueba a superar
es la de saber descender,
o retroceder,
después de los esfuerzos realizados
para llegar a donde estamos.

Nunca llegamos
al pleno equilibrio;
la vida es un fluir constante,
de manera que
pensar que hemos llegado al fin
supone la muerte.
Hay quienes dicen que
sólo los muertos tienen
el futuro asegurado.

Caminar en la provisionalidad,
eliminar fijaciones,
ascender aceptando los descensos,
necesarios,
nos libera de determinismos y
nos da alas para volar alto.