Luz esplendente, noche profunda,
que venda los ojos del que busca
a Dios en sus adentros

La comprensión del Esperado-Amor,
siempre silente,
es una herida que misteriosamente duele,
en el más profundo centro.

Asombro estático.
En el horizonte,
desaparece más allá de todo límite.

Cuando la persona vadea
en el misterio del Amor,
sin sentimientos carnales,
el ánima,
como si fuera un pájaro,
encuentra en Él el nido deseado.

Un haz de música la envuelve.

La levedad de una sombra
vela la proximidad del Amado,
mientras que la soledad protege de intrusos.

Esta noche seguiré esperando,
asido a la esperanza,
en el arrullo de la Oración del corazón,
unido a tantos otros,
con los que comparto
el deseo profundo
de respirar el Aliento Vital
de Quien no deja de llamarnos.