Del evangelio de san Juan 21,12

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quien era, porque sabían que era el Señor.

 

RESPUESTA A LA PALABRA

Los ojos del corazón van más allá
de lo que toda realidad material manifiesta.

Si la presencia de Jesús
después de la resurrección es otra,
Él es el mismo.

¿Por qué preguntar la identidad
a quien ya conocemos?

Los discípulos sabían muy bien
que aquel hombre era el Señor.

La Resurrección no cambia la identidad,
saca de ella todo lo que el tiempo
en su precariedad, oculta.