Del Evangelio de San Lucas (11,29)

Jesús les dijo: “Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás

 

RESPUESTA A LA PALABRA

Noche oscura la de Jonás,

tiempo de silencio mortal,
preludio de vida nueva.

Señor, si al menos supiéramos leer el signo de Jonás,
si nos dieras a gustar algo de su experiencia…

¿Quién como él nos puede acercar al misterio
de tu designio de amor,
del que nos quieres hacer
y haces partícipes?

Jonás, llamado por amor,
negador del bien ajeno,
herido por el mal y el miedo,
arrojado al mar,
abandonado a su suerte.

Jonás conoció la noche como don saludable,
el silencio selló su huida
y le abrió el camino de la esperanza.
¿Cuál sería su semblante, cuando devuelto a la luz
contempló el nacimiento del día?

Seguro que aquel sol de amanecer le devolvió la vida.

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De Diadoco de Foticé, obispo, sobre la perfección espiritual.

Conviene que, aun en medio de nuestras luchas, conservemos siempre la paz del espíritu, para que la mente pueda discernir los pensamientos que la asaltan, guardando en la despensa de su memoria los que son buenos y provienen de Dios, y arrojando de este almacén natural los que son malos y proceden del demonio. El mar, cuando está en calma, permite a los pescadores ver hasta el fondo del mismo y descubrir dónde se hallan los peces; en cambio, cuando está agitado, se enturbia e impide aquella visibilidad, volviendo inútiles todos los recursos de que se valen los pescadores